lunes, 7 de noviembre de 2011

Los 100 primeros días del gobierno del Presidente peruano Ollanta Humala

El Presidente del Perú Ollanta Humala Tasso acaba de cumplir sus primeros 100 días en el poder, y como todo gobierno que empieza, sobre todo con pocos años en política ha tenido sus altas y bajas: se observa la continuidad de algunas políticas de gobierno acertadas, pero se mantienen algunas dudas en un camino que falta mucho por recorrer. Diversos analistas y especialistas desde diversas ópticas dan su punto de vista sobre el rumbo que va tomando el país bajo el mando del Partido Nacionalista. El sociólogo Carlos Basombrío consideró que "hay más continuidad que cambio" ante la expectativa de varios sectores, que tenían ideas de grandes reformas a la Constitución. También se arrastran los problemas típicos de corrupción como la denuncia por supuesto tráfico de influencias contra el segundo vicepresidente Omar Chehade. Asimismo, Basombrío apuntó que "ingenuamente" se pensó que acabarían los problemas sociales, pero eso no se vislumbra. Remarcó no obstante, que definitivamente existe un cambio de estilo, "Humala es muy diferente a (Alan) García". Si bien no tiene la capacidad política para manejar situaciones complejas como su antecesor, es una persona "disciplinada" que se deja ayudar. El economista Alejandro Indacochea destacó la continuidad de la política macroeconómica, que mantiene la apertura al mercado internacional y al diálogo. No obstante, dijo que un problema es que no hay claridad en cómo se concretará un crecimiento con inclusión social. Advirtió problemas serios de consistencia y coherencia en cómo se reformularán los programas sociales sin "boicotear" el presupuesto. Visto en perspectiva, resulta irónico que a la luz de sus primeros cien días de gobierno se hallen menos adjetivos para calificar el desempeño de Ollanta Humala que los que se le auguraban en la campaña electoral. Escasas declaraciones a la prensa, apariciones limitadas ante el reflector oficial y esporádicos mensajes en redes sociales dibujan las características de un gobernante cuya consigna parece ser dejar de aparecer para dejar hacer. “No sabemos si estamos frente a los cien primeros días de Ollanta Humala, Nadine Heredia o de Salomón Lerner”, ironizó a modo de balance Carlos Aramburú en un foro en la Universidad Católica. El economista advirtió que la gestión del líder nacionalista se percibe aún en una etapa de indefinición que, a su vez, está matizada por el poco tiempo transcurrido y por la “gran falta de coherencia” en el trabajo emprendido por el Ejecutivo. La adopción de este “perfil bajo” que evidenció antes de asumir el cargo frente al escándalo de las reuniones de su hermano Alexis Humala con autoridades rusas y ahora ante los cuestionamientos a su segundo vicepresidente Omar Chehade es interpretado a su vez como un acierto por el analista político y periodista Santiago Pedraglio. Si bien de este modo el presidente logró hacer frente a la ‘campaña de desgaste’ de la prensa opositora, Humala, a decir de Pedraglio, sigue perdiendo la batalla contra los medios para colocar la agenda política. “El que sea prudente en sus declaraciones no debe significar una pérdida de iniciativa en colocar una agenda política como amerita a un gobierno que quiere hacer reformas que plantearon durante la campaña”, añadió el analista. Humala llega a los primeros cien días de gestión con el cumplimiento de una promesa que podría derivar en su más fuerte pasivo. El sociólogo y analista político Julio Cotler señaló que en medio de un discurso ideológico “contradictorio, vago e indefinido”, escenario en el que no se tiene una visión clara de lo que pretende su gobierno, la Ley de Consulta Previa podría derivar en fuertes desilusiones generadas por las “elevadas expectativas” de la llamada Gran Transformación. “En esa coyuntura tendremos que ver definiciones muy claras, pues deberán hacer aliados en condiciones que no cuentan con organizaciones políticas y mucho menos con operadores. Ahí tendremos un panorama claro sobre hacia dónde se inclina al presidente Humala, pues ello no depende de una organización política, sino de una persona y de las que lo rodean”, sentenció Cotler. El carácter mediáticamente austero del mandatario se contrasta con su clara imposición en los órganos del Ejecutivo para cumplir las reformas en materia social que prometió. Así, el economista Alan Fairlie reconoció que frente a lo que esperaban algunos sectores de su asunción al mando, Humala ha emprendido acciones que lo centran en las promesas que formuló en segunda vuelta. “Es evidente que el tema social nunca tuvo la importancia que tiene ahora, pero así como para el gobierno aprista fue uno de los talones de Aquiles el pensar que el debate podía lograr poco, así podría ser para este gobierno pensar que la política social lo puede todo”, añadió Aramburú. Frente a ello, consideraron que el reto de Ollanta Humala será cumplir con la promesa social vinculándola eficientemente al aspecto económico.

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