martes, 8 de febrero de 2011
Egipto pone en jaque los regímenes dictatoriales en Medio Oriente
Cuánta razón tenía Simón Bolívar cuando decía: "Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo; es allí donde se originan la usurpación y la tiranía". O esta otra frase del escritor mexicano Octavio Paz “Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, desemboca en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: el monólogo y el mausoleo”.
Los últimos sucesos ocurridos en Egipto como consecuencia de las protestas realizadas, exigiendo la renuncia del presidente Hosnik Mubarak, enquistado en el poder desde octubre de 1981, nos demuestra que cuando un gobernante decide perpetuarse en el poder valiéndose de un sinfín de astucias y artimañas, su pueblo se vuelve contra él, volcándose a las calles para exigir su renuncia, debido a que su nación está harta de la corrupción, el desempleo y demás violaciones hacia los derechos civiles de los ciudadanos que por años han tenido que soportar.
Según los cables de noticias, las violentas protestas han dejado varios muertos y heridos, lo que ha sumado al país en un caos total, donde la inseguridad y los saqueos así como su principal fuente de ingresos económicos, el turismo, se está viendo afectado obligando a que los turistas abarroten las instalaciones del aeropuerto y permanezcan secuestrados en dicho país ante las cancelaciones de los vuelos.
La anarquía que impera en estos momentos en Egipto donde ni el toque de queda impuesto por el gobierno así como el bloqueo en el acceso a internet, no ha atemorizado a la población quienes no están dispuestos a esperar hasta setiembre, mes de elecciones y donde el Presidente Mubarak dijo que no postularía ni dejaría el poder en manos de su hijo Gamal Mubarak.
Los manifestantes contra Hosni Mubarak son personas de todos los estratos sociales desde las clases más altas hasta las más bajas. En ellas confluyen, mujeres, niños, adolescentes, estudiantes, activistas de derechos humanos y un gran número de desempleados, quienes han salido a las calles a pedir libertad e igualdad y a defender su país contra la represión del régimen de Mubarak, apodado entre los egipcios como “el faraón”.
Reacciones de la comunidad internacional
La comunidad internacional miraba expectante la reacción que tendría Estados Unidos frente a la crisis en Egipto, ya que dicho país es aliado de los norteamericanos en Oriente.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton condeno de “escandalosa” la violencia en Egipto y llamo al vicepresidente egipcio Omar Suleiman y le dijo que la violencia era “un hecho escandaloso tras muchos días de manifestaciones pacíficas”.
El senador republicano y ex candidato a la Presidencia, John McCain, afirmo en su cuenta de twitter, que es hora que dimita el presidente Hosni Mubarak, convirtiéndose así en el primer líder político norteamericano que exige la renuncia del gobernante.
Por otro lado el primer ministro británico, David Cameron pidió al Presidente Mubarak que inicie “ahora” un “rápido y creíble” procesos de transición en el país e insto en que Egipto necesita una verdadera reforma política.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, también alzo su voz de protesta considerando de “inaceptable”, cualquier ataque contra manifestantes pacíficos en Egipto, cuando en El Cairo se registraban enfrentamientos entre opositores y seguidores del régimen de Hosni Mubarak.
En pleno siglo XXI, y en plena era de globalización y modernidad, existen aun muchas dictaduras en varios países de África, Asia y aquí en América Latina, especialmente Cuba y las que está a un paso de convertirse tal es el caso de Venezuela, se resisten a desaparecer.
El ciego liderazgo mundial no ha entendido que el grito de libertad que se escucha por Medio Oriente tendrá eco planetario, pues la juventud ha hecho de twitter, facebook e internet, armas letales para gritar ¡abajo las dictaduras!
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