jueves, 24 de febrero de 2011
Marco Enriquez Ominami: la visión de un cambio en la política de Chile
A sus 35 años, el político y cineasta, Marco Enriquez Ominami Gumucio, fue uno de los candidatos más prolijos que postuló en las últimas elecciones presidenciales del país sureño en el año 2009, y aunque no llegó a pasar a la segunda vuelta, su 20% alcanzado en las urnas, lo consagro como la tercera fuerza política de Chile.
Nacido tres meses antes del golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende en 1973, Enríquez-Ominami fue el más joven de los postulantes a La Moneda. Hijo de Miguel Enríquez, líder de un grupo guerrillero que murió en la dictadura, y criado por su madre, Manuela Gumucio, y su padre adoptivo, el economista y hoy senador socialista Carlos Ominami, se quedó con ambos apellidos paternos y vivió su infancia en el exilio. Es partidario del aborto, del matrimonio homosexual, de privatizar parcialmente las empresas estatales, de cambiar el régimen presidencial por uno semipresidencial, con primer ministro y Parlamento unicameral, y defiende el medioambiente. "Me gusta la izquierda de los juicios complejos", dice, y se siente "portador de varias contradicciones".
"Terminamos ahí y partimos a París. Fueron catorce años de exilio. Entré a la embajada de tres meses, y en cinco meses estaba fuera con pasaporte de las Naciones Unidas por más de catorce años de refugiado, ya que me quitaron la nacionalidad, algo muy absurdo", cuenta ese mismo niño convertido, 36 años después, en el hombre del momento en Chile, con una candidatura presidencial independiente que tiene a la Concertación oficialista con los nervios de punta.
Volvemos a París. En la Ciudad Luz, Marco tuvo un segundo padre, esta vez el exiliado socialista chileno Carlos Ominami, quien se enamoró de Manuela y decidió adoptarlo. "Se le parece tanto? como que se crió a su lado. A Marco no lo crié con un fanatismo épico por su papá. Cuando tenía como 4 años me preguntó: ¿Quién es mi papá? Y yo, muy tranquila, le contesté: tu papá murió. Y nada más", recuerda Manuela Gumucio.
"A Carlos le debo la vida. Le debo la educación y la alegría. Lo adoro y lo admiro", apunta el abanderado independiente con un guiño. Tiempo después, ya en Chile, el joven cineasta concurriría al Registro Civil para modificar legalmente su nombre, uniendo los dos apellidos por un guión: Enríquez-Ominami. "Uno es del hombre que me dio la vida y otro, el del hombre que me salvó", repite a quien quiera escucharlo.
Primeros pasos políticos
Marco regresó al país con 17 años. Estudió Filosofía en la Universidad de Chile e intentó, sin éxito, ganar las elecciones por la federación de estudiantes. Su vida pública comenzó pocos años más tarde, de la mano de la televisión, en la cual produjo series de gran audiencia como "La vida es una lotería" y "Mansacue". Asimismo, llevó a cabo un largometraje de dudosa calidad y realizó un curso de cine en París.
Las primeras señas de su disconforme posición política, empero, llegarían recién en 2002, con un controvertido documental llamado "Chile, los héroes están fatigados", una crítica abierta a los personeros de la Concertación, que terminaron, a su juicio, dejando de lado los ideales del pasado. Entre ellos, el ex presidente Ricardo Lagos y su propio padrastro, Carlos Ominami.
Una nueva relación, esta vez con una de las animadoras de televisión más populares de Chile, Karen Doggenweiler, llevaría a las masas a retener su rostro y su nombre. Su matrimonio fue tan mediático como su campaña. Con despachos en vivo -un programa de farándula incluso arrendó un helicóptero para cubrir la ceremonia-, Enríquez-Ominami, Karen y la hija de ésta, Fernanda, pasaron a formar una nueva familia. Muy pronto arribaría Manuela, la cuarta integrante del grupo familiar. "Es un buen contrato matrimonial. En el amor soy de derecha y lo más momio que hay", explica el político.
A comienzos de 2006 entró directamente en las arenas políticas, y fue elegido diputado por la región de Valparaíso, reducto histórico de su padrastro, senador por la zona.
Pero sería sólo cosa de meses para que el novel parlamentario se ganara prontamente el apelativo de "díscolo" por un episodio que terminó por definir su perfil rebelde, al viajar a Bolivia junto a un grupo de parlamentarios y solidarizar con los sempiternos reclamos marítimos del país del norte. Su actividad en la Cámara Baja fue bastante prolífica. Presentó decenas de proyectos de ley y cultivó un estilo desprejuiciado marcadamente diferenciado de la estricta disciplina socialista, manifestando por ejemplo un decidido apoyo a causas minoritarias -como los derechos de las minorías sexuales- y polémicas, como su cercanía con el mandatario venezolano, Hugo Chávez, y su negativa a apoyar toda posible censura de la Cámara chilena en su contra.
"Marco no es un anarquista, tiene superclaros los límites, las instituciones, es muy respetuoso de eso. A él no le gusta hacia dónde vamos con estos partidos, con esta forma de hacer las cosas. En ese sentido sí es rebelde y es díscolo", explica su mujer, Karen.
En enero del 2009, Enríquez-Ominami anunció sorpresivamente su candidatura a través de Facebook, al más puro estilo Obama. La Concertación se negó a incluirlo en las primarias que finalmente condujeron a la elección de Eduardo Frei Ruiz-Tagle como candidato oficialista, y todo terminó con su renuncia al Partido Socialista (PS). Muy pronto se convirtió en el señor de los medios. Su ubicuidad lo ha llevado a estar presente en cuanto programa de radio o televisión lo inviten. Grabó un reality para un canal de cable, que lo siguió todos los días desde el alba hasta el anochecer, fue portada de revistas gay y pro marihuana. Suele anotarse en foros de toda índole y enviar mensajes durante gran parte del día, a través de todos los medios posibles. Sólo con eso consiguió superar con holgura las 36 mil firmas requeridas para inscribir una candidatura independiente, como exige la ley chilena.
Ideas progresistas
“Para los progresistas, la lucha por la libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos y a las minorías étnicas, no tiene fronteras ni sesgo ideológico. No habrá cálculo político, ni económico, que nos desvié de nuestra preocupación por la libertad y la democracia de todos los países del mundo”, afirmó Enríquez-Ominami.
En alusión a declaraciones de personeros de la Concertación que apuntan a que, en el año del Bicentenario, habría sido esperable que Perú no llevara el cuestionamiento de los límites con Chile a la La Haya, el presidente del PRO agregó: “La manera de resolver nuestras diferencias pasa por desarrollar puentes efectivos y eficientes hacia la integración de nuestros países. Llevar el tema a la Haya no puede entenderse como un acto agresivo, poco ético o ilegítimo, siendo éste un tribunal pertinente. Creo que una forma de evitar que los problemas lleguen a estos espacios pasa, por ejemplo, porque los parlamentarios de todos los sectores políticos entiendan que los gestos serios, sistemáticos y pertinentes dentro de una política responsable de Relaciones Exteriores, son fundamentales”.
Los mapuche, son una identidad cultural de Chile, que hay que respetar y cuidar. Este pueblo, se merece ser asumido como tal y que el estado entienda y acepte su cultura, comprendiendo que el conflicto mapuche tiene como contraparte a personas con otra concepción y sentido de la vida, donde las tierras son parte integral de ellos como sociedad con identidad propia, y que es por esto, que no se puede caricaturizar el conflicto llevándolo a un mero “dilema de territorialidad”, ya que este es un conflicto social y cultural, que requiere diálogo y apertura en educación, cultura, economía y salud entre otros. El Estado ha tenido una relación paternalista y asistencialista, ahora debemos resolver las asimetrías desde y hacia los pueblos indígenas.
“A nosotros nos parece que en Chile estamos secuestrados por una vieja manera de medir la pobreza que nos hace trampa a nosotros mismos. Chile es un país muy pobre todavía, hemos crecido, por supuesto, pero todavía es muy pobre. Por eso, como Partido Progresista, hemos propuesto sincerar las cifras buscando nuevos mecanismos de medición que se hagan cargo de los hábitos de consumo de los chilenos”, señaló Enríquez-Ominami.
martes, 8 de febrero de 2011
Egipto pone en jaque los regímenes dictatoriales en Medio Oriente
Cuánta razón tenía Simón Bolívar cuando decía: "Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo; es allí donde se originan la usurpación y la tiranía". O esta otra frase del escritor mexicano Octavio Paz “Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, desemboca en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: el monólogo y el mausoleo”.
Los últimos sucesos ocurridos en Egipto como consecuencia de las protestas realizadas, exigiendo la renuncia del presidente Hosnik Mubarak, enquistado en el poder desde octubre de 1981, nos demuestra que cuando un gobernante decide perpetuarse en el poder valiéndose de un sinfín de astucias y artimañas, su pueblo se vuelve contra él, volcándose a las calles para exigir su renuncia, debido a que su nación está harta de la corrupción, el desempleo y demás violaciones hacia los derechos civiles de los ciudadanos que por años han tenido que soportar.
Según los cables de noticias, las violentas protestas han dejado varios muertos y heridos, lo que ha sumado al país en un caos total, donde la inseguridad y los saqueos así como su principal fuente de ingresos económicos, el turismo, se está viendo afectado obligando a que los turistas abarroten las instalaciones del aeropuerto y permanezcan secuestrados en dicho país ante las cancelaciones de los vuelos.
La anarquía que impera en estos momentos en Egipto donde ni el toque de queda impuesto por el gobierno así como el bloqueo en el acceso a internet, no ha atemorizado a la población quienes no están dispuestos a esperar hasta setiembre, mes de elecciones y donde el Presidente Mubarak dijo que no postularía ni dejaría el poder en manos de su hijo Gamal Mubarak.
Los manifestantes contra Hosni Mubarak son personas de todos los estratos sociales desde las clases más altas hasta las más bajas. En ellas confluyen, mujeres, niños, adolescentes, estudiantes, activistas de derechos humanos y un gran número de desempleados, quienes han salido a las calles a pedir libertad e igualdad y a defender su país contra la represión del régimen de Mubarak, apodado entre los egipcios como “el faraón”.
Reacciones de la comunidad internacional
La comunidad internacional miraba expectante la reacción que tendría Estados Unidos frente a la crisis en Egipto, ya que dicho país es aliado de los norteamericanos en Oriente.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton condeno de “escandalosa” la violencia en Egipto y llamo al vicepresidente egipcio Omar Suleiman y le dijo que la violencia era “un hecho escandaloso tras muchos días de manifestaciones pacíficas”.
El senador republicano y ex candidato a la Presidencia, John McCain, afirmo en su cuenta de twitter, que es hora que dimita el presidente Hosni Mubarak, convirtiéndose así en el primer líder político norteamericano que exige la renuncia del gobernante.
Por otro lado el primer ministro británico, David Cameron pidió al Presidente Mubarak que inicie “ahora” un “rápido y creíble” procesos de transición en el país e insto en que Egipto necesita una verdadera reforma política.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, también alzo su voz de protesta considerando de “inaceptable”, cualquier ataque contra manifestantes pacíficos en Egipto, cuando en El Cairo se registraban enfrentamientos entre opositores y seguidores del régimen de Hosni Mubarak.
En pleno siglo XXI, y en plena era de globalización y modernidad, existen aun muchas dictaduras en varios países de África, Asia y aquí en América Latina, especialmente Cuba y las que está a un paso de convertirse tal es el caso de Venezuela, se resisten a desaparecer.
El ciego liderazgo mundial no ha entendido que el grito de libertad que se escucha por Medio Oriente tendrá eco planetario, pues la juventud ha hecho de twitter, facebook e internet, armas letales para gritar ¡abajo las dictaduras!
viernes, 4 de febrero de 2011
El circo de propuestas demagógicas está de vuelta: Perú, elecciones presidenciales 2011
El Perú nuevamente vuelve a ser el centro de atención del panorama internacional. Esta vez el motivo son las próximas elecciones presidenciales a realizarse el 10 de abril. Desde ya los 12 candidatos al sillón presidencial hacen denodados esfuerzos por captar votos de los cada vez escépticos peruanos que ven como la política se convierte en un circo de propuestas demagógicas, descoordinados bailes y mutuas acusaciones de desprestigio entre uno y otro.
Los cambios que ha tenido el Perú en los últimos 20 años han sido objeto de admiración por parte de la comunidad internacional, sobre todo en materia económica ya que nuestro país con un sólido crecimiento, ha soportado estoicamente la crisis económica que ha afectado a varios países.
Pero este crecimiento ha sido desigual, ya que la pobreza, el desempleo y el bajo nivel de la educación continúan siendo problemas endémicos que hasta ahora ningún gobernante ha podido erradicar, y es que cada vez que viene la época de las elecciones electorales para elegir al Presidente de la República y a los congresistas, dichos temas se convierten en promesas de campaña que nunca llegan a cumplirse.
A continuación expongo un breve análisis de los cuatro candidatos presidenciales en los cuales se concentran las preferencias del electorado:
Alejandro Toledo (Partido Perú Posible)
Fue presidente durante el período 2001-2006. El líder del partido de la “chakana” (cruz andina del Imperio Incaico que simboliza a esa agrupación política), encabeza actualmente las encuestas con un 27%.
Durante su primer gobierno su mayor logro fue posicionar y hacer crecer la economía del país, lo que llevo a la admiración a toda la comunidad internacional. Pero internamente su imagen se vio desdibujada con escandalosos actos de corrupción por parte de algunos de sus funcionarios, inclusive de sus propios familiares, los cuales llevaron que al final de su mandato su nivel de aprobación no alcanzara el 10%.
De llegar a la Presidencia de la República, promete realizar una revolución en el sector educativo otorgando un 20 % del Producto Bruto Interno (PBI), e incrementando el sueldo a los maestros. Este ofrecimiento de Toledo es cuestionado por los demás candidatos por considerarse una medida populista.
Otra de sus propuestas que está ocasionando mucha controversia es la legalización de la unión de las parejas homosexuales, que en países del primer mundo es una realidad, pero en el Perú mucha gente conservadora y varios representantes de la Iglesia Católica se oponen a dicha propuesta.
Keiko Fujimori (Partido Fuerza 2011)
Hija del ex presidente Alberto Fujimori, ocupa el segundo lugar en las encuestas con un 22%.
Su candidatura presenta muchos anticuerpos, debido a que no puede desligarse completamente de la sombra de su padre, y donde la palabra “corrupción” retumba fuertemente entre sus más cercanos colaboradores, quienes apoyaron a Alberto Fujimori y fueron cómplices de sus múltiples delitos.
Su principal propuesta de campaña está enfocada en el aspecto social, primordialmente asegurando una calidad de vida de la niñez tanto en la salud y la alimentación, así como combatir la pobreza de los departamentos más olvidados del país.
Luis Castañeda (Partido Solidaridad Nacional)
Ex alcalde de Lima, se ubica en el tercer lugar con un 19% de las preferencias.
Su exitosa gestión como Alcalde de Lima y su alto nivel de aprobación durante su gobierno municipal, lo motivo a postular a la Presidencia, aunque en el interior del país su candidatura no tenga una considerable aceptación.
Su principal propuesta radica en la infraestructura, donde promete construir una carretera con conexiones a varias ciudades de la sierra de nuestro país, similar a la carretea interoceánica que conecta el Perú con Brasil.
Ollanta Humala (Partido Gana Perú)
Militar del Ejército Peruano en retiro. Ocupa el cuarto lugar con un 11%. Estuvo a punto de ser presidente en el 2006 compitiendo directamente en la segunda vuelta con el actual mandatario Alan García.
Aunque su principal propuesta consiste en la erradicación de la corrupción en todos sus niveles, la percepción de un acercamiento ideológico con el presidente venezolano Hugo Chávez y otros mandatarios latinoamericanos con ideas nacionalistas, hace que su candidatura esté estancada y produzca temor en los grandes sectores económicos.
Este es el panorama electoral que se vive actualmente en el Perú, y aunque de aquí hasta abril las cosas pueden cambiar, los candidatos presidenciales necesitaran propuestas consistentes y solidas para convencer a un electorado que se encuentra decepcionado de la política y de los políticos que solo han demostrado servirse del Poder y no ayudar al pueblo.
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